miércoles, 3 de diciembre de 2014

Crónica de un viaje a Ushuaia: Noviembre 2, Domingo.


Bendita nieve. Maldita nieve. El avión giró hacia la derecha en diagonal y dejó de seguir la línea de la costa. En dirección SO atravesó la provincia de Tierra del Fuego. Pasó el lago Fagnano y sobrevoló los valles Carabajal y Andorra para aterrizar en el aeropuerto de Ushuaia. La nieve llegaba hasta las laderas de las montañas, incluso algunas partes de los valles estaban cubiertas de ella. Maldita nieve pensé. Lo pensé en ese momento y lo volví a pensar, quizás con más fuerza y decepción, cuando el pibe de informes me dijo que el camino por el valle de Andorra estaba cerrado. Todavía no sabía nada y no podía siquiera imaginar lo relativa que podía ser esa sentencia.


Todo el lunes me anduve masturbando la cabeza, pensando en qué carajo hacer, a dónde ir. Compré el gas de todas maneras, y me recorrí la ciudad de punta a punta caminando, como si quisiera practicar para lo que vendría. Desde el aeropuerto hasta informes, de informes al hostel, del hostel al shopping, del shopping al hostel, del hostel al cementerio del mar, del cementerio de vuelta al hostel.
Pero en el medio de todo esto hice un llamado que cambió todo.



-Defensa civil, buenas tardes ¿En qué puedo ayudarlo?
-Buenas tardes. Quería realizar el trekking por el valle de Andorra hasta la laguna de caminante, y quería saber si el camino se encuentra transitable.
-Si, los caminos se encuentran transitables. Probablemente muy húmedos y con barro, pero están perfectamente habilitados. Hoy mismo un grupo de 15 persona salió hacia la laguna.
-Genial, muchas gracias!



¿Pero no estaban cerrados? No se puede cerrar un valle, y evidentemente tampoco estaba la intención de hacerlo. Mi humor y mis expectativas cambiaron completamente. Después de caminar y pensar todo el día qué hacer con mi estadía en esa ciudad, por fin podría descansar tranquilamente sabiendo que iba a hacer lo que había ido a hacer. O eso pensaba.




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