jueves, 22 de mayo de 2014

Anti máquina

Yo solía pensar
junto con todos los otros
que el capitalismo era una máquina
un sistema
un artefacto
o algo así.
Por lo fatal quizás
o lo tonto
por lo tonto y lo fatal
o por lo gris.
Pero mirándolo bien
pensándolo correctamente
se comprende que una máquina necesita de todas sus partes:
las pantallas
los botones y
los famosos engranajes
porque si se le sustrae una parte
la máquina ya no funciona.
Pero el capitalismo es distinto
porque sigue siempre funcionando
y cada carencia
cada parte que le sacamos
o se le pierde
o se le rompe
la reemplaza con algún pedazo de basura
o fabrica con el espacio vacío
una mercancía de la falta
o de la anti-falta
y sigue funcionando
siempre enchufado
gastando la bioenergía
derrochando
(nos).
Por eso ahora nos damos cuenta
que el capitalismo no es ningún artefacto
por más sofisticado
automático
o insensible que resulte.
El capitalismo es la anti-máquina.
Algo lo suficientemente parecido
y distinto
de nosotros
como para que no podamos destruirlo
sin destruir lo mas humano
en lo humano.



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